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La Fundación advierte sobre una práctica eugenésica a los afectados por trisomía 21

“A las familias que esperan un niño con trisomía 21 les quiero decir que van a tener un regalo que les va a hacer vivir el amor con una A mayúscula”. Este el mensaje de Pattaramon Chanbua, la mujer cuya valentía ha sido reconocida con el I Premio Europeo One Of Us. De origen tailandés, fue contratada por una pareja australiana para ser «vientre de alquiler». Llevó en su seno a dos niños gemelos y se negó a abortar a uno de ellos cuando le detectaron Síndrome de Down. Chanbua decidió criar a su hijo cuando la pareja que la había contratado le rechazó. Por desgracia, la mayoría de las mujeres embarazadas en nuestro país a las que se informa de que su hijo tiene Síndrome de Down, deciden terminar con la vida del pequeño antes de nacer.

A pesar del silencio de las estadísticas sobre el porcentaje de abortos de niños con Síndrome de Down, asociaciones como la Federación Española de Síndrome de Down y la Fundación Jerôme Lejeune ratifican que el 90% de los fetos a los que se les detecta trisonomía 21 son abortados. 

En 2014, sólo nacieron 65 niños con Síndrome de Down en España, de los 609 a los que se les había diagnosticado esta enfermedad en las ecografías rutinarias, tal y como alerta la Fundación Jerôme Lejeune. Sólo 65 de estos pequeños pudieron disfrutar de su derecho a la vida, mientras las vidas de 544 niños fueron consideradas «inútiles» y merecedoras del aborto.

«Tristemente sí podemos y debemos hablar de un genocidio, de una práctica eugenésica en la que se niega el derecho a la vida a personas a las que se discrimina en función, en el caso del Síndrome de Down, del número de cromosomas que tienen», sostiene en declaraciones a GACETA.es Mónica López Barahona, Presidenta de la Fundación Jérôme Lejeune en España.

López Barahona recuerda, asimismo, que tanto la Declaración Universal de Derechos Humanos, como el convenio de derechos humanos y biomedicina suscrito por España, manifiestan que un ser humano no puede ser discriminado en función de su patrimonio genético. «¿Hacia dónde miran nuestros legisladores cuando aprueban la práctica del aborto en personas con Síndrome de Dowm?», se pregunta la Presidenta de la Fundación Jérôme Lejeune en España.

Sobre la protección de la vida de las personas con Síndrome de Down que ofrecen las leyes actuales, López Barahona asegura que la legislación no sólo no protege de forma eficaz el derecho a la vida de este colectivo sino que «ofrece el marco de impunidad para acabar con su vida antes de nacer«.

Para evitar que continúe esta situación, desde la Fundación Jérôme Lejeune pedimos que se acompañe a las familias desde el diagnóstico y a lo largo de toda la vida del discapacitado con estrategias y políticas eficaces tanto de educación como de inserción laboral. Asimismo, reivindicamos un apoyo real «a la investigación en esta patología asignando fondos para ello en convocatorias públicas de investigación que lamentablemente brillan por su ausencia».

En España, el Código Penal en su artículo 607 también recoge los delitos de genocidio y establece que serán castigados los que actúen «con propósito de destruir total o parcialmente un grupo nacional, étnico, racial, religioso o determinado por la discapacidad de sus integrantes«. De esta forma, en el Código Penal español se reconoce como genocidio los actos para destruir y eliminar a las personas con discapacidad.

Sin embargo, la realidad es que en España y en los países en los que el aborto ha sido legalizado los niños con Síndrome de Down están siendo sistemáticamente eliminados antes de nacer. Así lo demuestra la polémica generada por el científico británico Richard Dawkins, quien en 2014 recomendó a través de Twitter abortar a los niños con Síndrome de Down.

Dawkins publicó a través de Twitter que «sería inmoral» traer al mundo un niño con Síndrome de Down. Ante el aluvión de críticas por su lamentable comentario, el científico respondió:  “En realidad , una mayoría de fetos con Síndrome de Down en Europa y Estados Unidos son abortados. Lo que recomiendo no es descabellado, sino la norma”. Culminó su alegato con una afirmación que ponía de manifiesto una terrible verdad: “Aparentemente soy un monstruo horrible por recomendar lo que realmente le pasa a la gran mayoría de fetos con Síndrome de Down. Son abortados”.

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